Dentro de esta zona arqueológica se encuentra este hermoso cenote donde las abejas y otros insectos hacen el amor con los lírios para celebrar la vida y la reproducción. Sagrado para los pobladores del pasado, proveedor para la naturaleza y sagrado y refrescante para los pobladores de hoy; no hay como nadar en el agua fresca de un cenote en un día caluroso de Yucatán; la temperatura llega casi a los 40 grados y el viento no sopla ni del norte ni del este, pero un clavado tipo "bomba" en el cenote arregla la situación. Además, no hay como estar tan cerca de la población vegetal que domina más de la mitad de las aguas; atracción de múltiples bichitos voladores.